Una herramienta vital al alcance de todos
En Colombia, cada año miles de personas sufren paros cardíacos fuera del entorno hospitalario. Muchos de estos eventos ocurren en espacios públicos, en el hogar o durante actividades cotidianas. En esos primeros minutos —antes de la llegada de los servicios de emergencia—, la vida de una persona puede depender de un gesto tan simple como poner las manos en el pecho y comenzar compresiones torácicas. Por eso, la reanimación cardiopulmonar (RCP) básica es esencial y debe incluirse en la formación sobre reanimacion que todos deberíamos tener.
La importancia de la reanimación cardiopulmonar (RCP) va más allá del acto físico de realizar compresiones torácicas. Se trata de un proceso que puede salvar vidas, y su efectividad aumenta exponencialmente si es realizado por testigos inmediatos del evento. Un paro cardíaco puede ocurrir en cualquier momento y lugar; por ello, es crucial que la comunidad esté equipada con los conocimientos necesarios para actuar.
La diferencia entre actuar o no actuar
El paro cardíaco súbito es una de las principales causas de muerte en el mundo. En Colombia, aunque las cifras exactas varían por región, se estima que solo entre el 5% y el 10% de las personas que sufren un paro cardíaco extrahospitalario sobreviven. Sin embargo, cuando un testigo inicia RCP de inmediato, las posibilidades de supervivencia pueden duplicarse o incluso triplicarse.
La falta de acción en situaciones de emergencia a menudo se debe a la incertidumbre y a la falta de formación. Sin embargo, la RCP es un procedimiento que cualquiera puede aprender con un poco de práctica. Existen recursos en línea, videos instructivos y cursos comunitarios que facilitan este aprendizaje. La clave está en la voluntad de aprender y la disposición a ayudar.
Esto significa que un amigo, un compañero de trabajo, un estudiante, o incluso un transeúnte, puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. El problema es que la mayoría de los colombianos no se siente preparada para intervenir en una situación así.
Enseñar RCP salva vidas
Promover la enseñanza de la RCP en la comunidad no solo empodera a las personas, sino que genera una cadena de respuesta más sólida en momentos críticos. Las campañas de formación dirigidas a colegios, universidades, empresas, juntas de acción comunal y cuerpos de voluntariado son esenciales.
Además, al enseñar RCP, se promueve una cultura de prevención y respuesta ante emergencias. Por ejemplo, muchos colegios han incorporado la formación en RCP dentro de su currículo, lo que asegura que las futuras generaciones crezcan con este conocimiento vital. Las empresas también pueden desempeñar un papel importante al ofrecer capacitación a sus empleados, creando un entorno laboral más seguro.
En países como Dinamarca, que implementaron programas nacionales de entrenamiento en RCP a la población general, la tasa de supervivencia en paros extrahospitalarios aumentó de manera significativa en menos de una década. Colombia puede lograr lo mismo si integra este conocimiento como parte del saber ciudadano básico.
Colombia cuenta con una variedad de programas y organizaciones que están trabajando arduamente para implementar estas iniciativas. Algunas ciudades han iniciado campañas de concientización, distribuyendo información y organizando eventos donde se puede practicar RCP. Estas acciones no solo salvan vidas, sino que también ayudan a construir comunidades más unidas y resilientes.
Barreras culturales y estructurales
Entre los principales obstáculos en Colombia se encuentran el miedo a "hacer daño", la falta de confianza en las propias capacidades y la escasa disponibilidad de cursos de RCP asequibles o adaptados a contextos comunitarios.
Superar las barreras culturales implica también un cambio de mentalidad. La educación es fundamental para desmitificar el proceso de RCP. Muchas personas creen que sólo un profesional de la salud puede ayudar en estas situaciones, pero esto no es cierto. Cualquier persona puede hacer la diferencia al iniciar la RCP inmediatamente.
Además, muchas personas desconocen que la RCP solo con las manos (sin respiración boca a boca) es altamente efectiva en los primeros minutos y es perfectamente válida para testigos no entrenados. Educar a la comunidad sobre esto puede reducir la resistencia a intervenir y aumentar las tasas de respuesta efectiva.
Para fomentar una mayor participación, los cursos de RCP deben ser accesibles y adaptarse a las necesidades de la comunidad. Esto incluye horarios flexibles, materiales en diferentes idiomas y adaptaciones para personas con discapacidades. Este enfoque inclusivo garantizará que más personas estén preparadas para actuar en momentos críticos.
La misión de GLEM: llevar la RCP a cada rincón
Desde el Grupo Latinoamericano de Emergencias (GLEM), hemos asumido el compromiso de llevar la formación en RCP más allá de los hospitales y las clínicas. Nuestro objetivo es capacitar a ciudadanos comunes, líderes comunitarios y trabajadores de sectores clave para que cada vez más personas sepan qué hacer cuando alguien colapsa frente a ellos.
En el GLEM, también hemos visto el impacto positivo de entrenar a líderes comunitarios que pueden luego difundir este conocimiento en sus áreas. Estos líderes se convierten en embajadores de RCP, llevando la enseñanza a sus comunidades con pasión y compromiso. Esto fomenta un efecto multiplicador que puede transformar la cultura de respuesta ante emergencias.
Nuestros talleres están diseñados para ser prácticos, accesibles y culturalmente pertinentes. No se trata solo de enseñar una técnica, sino de crear una cultura de acción, confianza y solidaridad ante la emergencia.
Los talleres que ofrecemos no solo se enfocan en la técnica, sino también en la importancia de la empatía y la comunicación durante una emergencia. Enseñar a las personas a mantener la calma y a comunicarse de manera efectiva puede ser tan crucial como las habilidades técnicas de RCP. Esto asegura que el testigo no solo actúe, sino que lo haga de manera eficiente y con confianza.
Una Colombia que sabe salvar vidas
Imaginemos una Colombia en la que cada ciudadano —desde un estudiante hasta un conductor de bus— sepa cómo responder ante un paro cardíaco. Una Colombia donde ayudar no sea un acto de valentía excepcional, sino una práctica común, asumida con responsabilidad.
Imaginemos un futuro donde la RCP es parte de la educación básica, en la que todos los ciudadanos, desde pequeños, conocen las acciones a seguir ante un paro cardíaco. Un país donde la respuesta a una emergencia sea una respuesta colectiva, donde cada uno asuma la responsabilidad de ayudar. Esta visión no es solo un sueño, es una meta alcanzable si comenzamos a educar y a entrenar desde hoy.
Esa visión es posible. Pero requiere educación, compromiso y voluntad colectiva. Y todo comienza con una decisión: aprender RCP. Hoy.
Por lo tanto, el momento de actuar es ahora. Cada uno de nosotros tiene el poder de aprender RCP y, con ello, la capacidad de salvar vidas. Desde la familia hasta la comunidad, la educación en RCP es un esfuerzo colectivo que debemos abrazar y promover. Juntos, podemos construir una Colombia más segura, donde la reanimacion sea una herramienta que todos tengan al alcance. Un futuro donde cada vida cuenta y cada acción puede marcar la diferencia.
















